Humildad
”Yo soy la servidora del Señor, hágase en mi lo que has dicho”. Lc. 1, 38
María supo reconocerse un instrumento del Señor aun cuando iba a
ser la madre de Dios. En ese momento a María se le anunciaba nada menos
que iba a ser la que trajera al Salvador al mundo sin embargo no se
ensalzó ni se engrandeció sino que supo aceptarlo con sencillez y
humildad. Ese SI de María fue también un signo de total entrega a la
voluntad de Dios, ella no dudo ni cuestionó lo que Dios le pedía sino
que lo aceptó aun sin saber lo que esto implicaba.
La humildad no implica simplemente mantener la cabeza gacha y no
engrandecerse sino mas bien implica anteponer siempre la voluntad de mi
prójimo, y por sobre todo la de Dios, a la mía. María supo comprender
que estamos en este mundo para servir y no para ser servidos.
Confianza y paciencia
-“¿Hijo por que te has portado así? tu padre y yo te buscamos muy
preocupados -. El les contestó: -¿Y por que me buscaban? ¿No saben que
tengo que tengo que estar donde mi padre?-. Pero ellos no comprendieron
lo que les acababa de decir” Lc. 2, 48-50
” María, por su parte, observaba cuidadosamente todos estos acontecimientos y los guardaba en su corazón ¨. Lc. 2, 19
Muchas veces María no comprendía lo que Jesús hacia o decía pero
confiaba en El y no cuestionaba sus actos. Cuantas veces nosotros nos
enojamos con Dios al no encontrar las respuestas que buscamos o al no
entender las cosas que nos pasan. No busquemos entender siempre todo,
busquemos mas bien enfrentarlo y, sobre todo, aceptarlo. En definitiva,
dejemos a Dios ser Dios y nosotros ocupémonos de lo que nos toca: amarlo
y seguirlo.
Perseverancia
” Junto a la cruz de Jesús estaba su madre” Jn.19,25
A lo largo de la vida de Jesús hay una persona que siempre está y
nunca lo abandona y ella es María, su madre. Ni siquiera en el momento
mas difícil y doloroso ella se despega de su lado sino que lo acompaña y
lo sigue. Imitémosla y nosotros también sigámoslo aun en los momentos
grises y de oscuridad porque es en esos momentos cuando, el bajar los
brazos, realmente nos aleja de El.
Entrega
“Hagan todo lo que el les mande”. Jn. 2, 5
Pocas son las veces en que María se dirige a la gente y en ésta
nos resume el camino de salvación, para ser felices simplemente hay que
hacer todo lo que Dios nos pida.
“Jesús al ver a la madre y junto a ella al discípulo que mas
quería, dijo a la madre: -Mujer, ahí tienes a tu hijo-.Después dijo al
discípulo: -Ahí tienes a tu madre-“.
Jn. 19, 26-27
A Jesús no le alcanzó con venir al mundo y dar su vida por
nosotros, no le alcanzó con regalarnos todas sus enseñanzas sino que
quiso hacernos otro regalo, nos regaló nada menos que a su Madre digna
de imitar y venerar. Nos regaló a su Madre que ahora desde el cielo nos
protege e intercede por nosotros porque nos ama como hijos.